HOMENAJES


Son varias las razones por cuales cuesta asimilar el fallecimiento de Romina Yan. Por su corta edad, por la contención que le obsequiaba su familia y por los proyectos laborales que la mantenían expectante, a la espera de una confirmación que le permitiese empezar a trabajar nuevamente en televisión. Sobre todos estos temas habló la actriz a lo largo de la entrevista radial que concedió el viernes 24, por la noche, al programa Ahora Sí, de Radio 10. Fueron sus últimas declaraciones.
–¿Cómo están tus proyectos para el año que viene? 
–Tengo tres proyectos dando vueltas, generados por mí, pero hay uno solo que se está por concretar, que es la conducción de un programa infantil. Sería para chicos de hasta 7 años. Ya tenemos el formato listo. Estamos en charlas con Telefe, y están muy interesados. Calculo que para noviembre estaré grabando.
–¿Esta idea surgió por el hecho de ser mamá y ver a tus hijos cómo están creciendo? 
–Sí, tiene que ver con eso. Ya había hecho conducción en Disney y había tenido muy buena respuesta con los chicos, pero ahora que tengo a mi hija, que ya tiene 4 años, sentí la necesidad de encontrar un espacio para ella. Más allá de que en el cable está bastante cubierto el tema, me parece que en los canales de aire faltaba un espacio para los más chiquitos.
–Con tu actividad estás respondiendo a la tradición familiar, actuando y produciendo... 
–Sí, la verdad es que yo siempre dije que si algún día me retiraba de delante de cámara, me iba a dedicar a producir, pero realmente se fue dando todo naturalmente. Por eso trato de volcar toda la creatividad en generar mis cosas, porque a veces es como que los espacios se van acotando en la tele y entonces, si uno se queda esperando el milagro de que te llamen, es como que pasa mucho el tiempo.
–Vos comenzaste en Jugate Conmigo, un programa para adolescentes, ¿tenés la intención de volver al formato del entretenimiento? 
–Más que nada no va a haber juegos en grandes estructuras, pero sí el juego de generar en los chicos que se sientan identificados, que puedan ver a otros chicos que están haciendo ciertas cosas, o que se dediquen al arte, o a la música, a dramatizar...
–¿Te resultó más fácil o más difícil hacer carrera siendo hija de dos pesos pesados? 
–A esta altura, con todo el análisis o la terapia que tengo encima, te puedo decir que fue dificilísimo, porque cuando tomé la decisión de entrar en este ambiente, la tomé como desde el lugar de hija, para estar con mi mamá. Ni se me pasaba por la cabeza ser actriz. Lo hice medio de inconsciente. Inclusive hice casting. Cuando lo contaba, la gente me miraba como diciendo ¿será verdad? Ni mi papá sabía en lo que andaba yo. Si quedás, quedás me dijo mi mamá, y cuando quedé entre los últimos chicos les dijo bueno, ella es mi hija. Después surgió lo de Mi Cuñado... Hoy por hoy no me importa mucho lo que digan los demás, ya no influye en mí porque tengo otra experiencia .Ya demostré bastante.
–Además venís de generaciones anteriores vinculadas al espectáculo, tus abuelos son parte de la historia de la televisión... 
–Es cierto. Yo creo que todos hemos tenido que romper con ciertos preconceptos. No creo que para mi papá haya sido fácil y tampoco lo va a ser para mi hermano. Yo los veo a mis hijos y sé que alguno de los tres va a terminar en esto, y las va a sufrir como la sufrimos nosotros. Esto es un negocio, por lo tanto hay gente que quiere que a mi papá le vaya bien y otras personas que no quieren lo mismo y que me utilizan a mí para ponerlo mal a él.
–¿Cuándo fue el momento en el que decidiste ser actriz? 
–Yo no lo quería hacer lo de Chiquititas, hasta que mi papá me convenció. Recién en el segundo año de Chiquititas comprobé que podía llevar la intensidad del entorno. Todavía me pasa, tengo cierta fobia, no me gustan los estrenos ni nada de eso. Lo de Chiquititas fue muy fuerte, porque de golpe pasé de la nada a tener un Gran Rex, giras, discos.
–Evidentemente, Chiquititas te marcó... 
–Fue un programa que acompañó mi crecimiento como persona y profesional. Empecé de muy chica, compartí productos con actores muy grosos, como Gabriel Corrado, que venía con Perla Negra, con Fernán Mirás... Muy grosos, fueron como cuatro años en los que me di cuenta de lo que quería para mi vida. En el medio me casé y dije quiero armar mi familia. Fui creciendo a la par del programa, siempre tengo los mejores recuerdos, en todo sentido. Casi todos mis amigos son de esa época.